Las
flores son uno de los complementos más importantes en el atuendo de cualquier novia,
y expresan mucho más de lo que imaginamos. Su historia se remonta al antiguo
Egipto, cuando las novias utilizaban ramas de hierbas aromáticas como la menta,
el romero o laurel para protegerse de malos espíritus.
En la antigua Roma y
Grecia, por ejemplo, los novios llevaban un collar que especias o hierbas
aromáticas que simbolizaba la fertilidad y la esperanza. La hiedra, símbolo de
unión duradera, o los ramos de naranjo en flor, símbolo de pureza, eran las
plantas preferidas para las bodas en las culturas antiguas del Mediterráneo.
Más incierto es el origen
de la tradición de lanzar el ramo de novia, adaptada a cada cultura y país. Una
tradición que comúnmente ha significado que quien lo coge será la
próxima en casarse. Hay
otra explicación más práctica, y es que son las mujeres solteras las que se
colocan para intentar atrapar el ramo, y de esta manera los hombres que buscan
pareja saben a ciencia cierta quienes no están casadas.